#Opinión: “Contra corriente”

De niña, cuando mi familia veía mi habilidad para aprender distintos conocimientos, siempre se mostraba alegre.  Sin embargo, apenas puse un pie en la escuela, todo aquello que mi familia consideraba “asombroso” ahí era “incorrecto”. No les importaba que alguien de siete años hubiera aprendido a leer, incluso al revés, sino que estaban más molestos por el hecho de que nunca hubiese aprendido a dividir sin ayudarme de dibujos.

El diccionario de la Real Academia Española define el concepto de “talento” como la “inteligencia (capacidad de comprender) y aptitud (capacidad para el desempeño de algo)”. Con esto, podemos deducir que el talento es la capacidad de entender algo y poder desempeñarse en ello. Cuando se habla de personas autistas o neurodivergentes, enseguida se tiende a pensar en distintos personajes ficticios que poseen estas capacidades, como Sheldon Cooper o la abogada Woo Young Woo, quienes son considerados genios en sus respectivas áreas por todos quienes han visto sus series, pero ese asombro queda ahí cuando lo extrapolamos a la realidad y comienzan a pisotear a las neurodivergencias con comentarios hirientes o negándose a apoyarlos.

Al igual que este grupo humano, otro que también es menospreciado es el de las mujeres. La capacidad de la mujer para muchas cosas está fuertemente determinada por lo que suele ocurrir en las casas. Frases como “mujer al volante, peligro constante” o “eso no es de señoritas” suelen naturalizar que las mujeres no pueden y/o no deben realizar ciertas cosas como por ejemplo conducir, jugar fútbol, querer aprender ciencias o matemáticas, entre otras cosas.

Si ya de por sí ser alguno de esos dos estamentos es difícil en una sociedad que privilegia el androcentrismo y la neuronorma, el ser al mismo tiempo mujer y autista es totalmente difícil en especial cuando se quiere soñar en grande. Es aquí donde debemos cuestionarnos no solo los roles de género atribuidos, sino que también nuestro trato hacia la neurodiversidad. Se dice que la familia es la base de la sociedad así que, como tal, hay que romper contra esos prejuicios y apoyar a nuestras hijas cuando decidan nadar contra la corriente.

 

Laura Duguet Schuster

Alumni PROENTA y egresada de la carrera de Pedagogía en Castellano y Comunicación UFRO

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